Así, nos encontramos delante de una planta realmente oscura, con colores casi negros en las hojas, que contrastan con la enorme cantidad de resina que impregna todos sus rincones al final de la floración, ofreciendo un espectáculo maravilloso a la vista.
Hablamos de una planta de estructura típicamente índica, chaparra, bajita pero muy ramificada, con multitud de hojas de grandes y anchos foliolos.
Sus ramas son leñosas y gruesas, para poder soportar sus grandes y redondos cogollos, que se distribuyen por todas sus ramas, además de llenar su punta central. Su aroma será muy parecido al hachís afgano de calidad, con toques de incienso exótico dulce, acompañando exquisitamente un efecto relajante, narcótico y corporal, con cierta carga cerebral.